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jueves, 15 de diciembre de 2011

Tipos de Atracción


Ha pasado el enamoramiento, has bajado de la nube rosa en la que te habías instalado. De eso te diste cuenta hoy en la mañana, cuando observaste que, la que creíste que era el amor de tu vida, hace tremendos buches de agua cuando se lava los dientes.

Un artículo de Paulina Millán..

Además, te acabas de dar cuenta de que no todo su guardarropa es sexy, no siempre se acuerda de mandarte melosos correos electrónicos, es más bien impuntual y las charlas que solían parecerte interesantes se han convertido en monólogos irrefrenables. En pocas palabras, el amor romántico ha adquirido un tono más realista, y hoy te encuentras frente a la persona que siempre fue, con defectos y virtudes, pero ya vistos sin el cristal rosa.

A partir de ahora, te tocará lidiar con el día a día que a tantas aterra

¿Y ahora qué? ¿Cómo mantengo la magia, la pasión, lo sorprendente, lo interesante? ¿Cómo sobrevivimos juntas?

Una relación de pareja alcanza un buen funcionamiento, en la medida en la que se sostengan o fomenten tres niveles de atracción: la física, la intelectual y la afectiva”, señala Juan Luis Álvarez-Gayou, autor del libro Sexualidad en la pareja y presidente del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex).

Atracción física (o el no sé qué que qué sé yo)

El enamoramiento surge independientemente de los estereotipos de belleza que se nos imponen culturalmente. Es decir, podemos encontrar muy atractiva a una persona que no sea exactamente la viva imagen de Nicole Kidman, pero también pasa que cuando queremos conquistar a una persona, buscamos dar nuestra mejor imagen, no sólo físicamente sino también intelectualmente.

Sin embargo, cuando hemos triunfado en nuestra conquista, muchas veces tendemos a descuidar nuestro aspecto físico. Así, vemos a chavas que después de iniciar la vida en pareja, aumentan de peso, dejan de hacer ejercicio e incluso descuidan su arreglo personal.

Esto no significa que debamos recurrir a la cirugía plástica ante la más mínima arruga, sino que la aceptación de nuestra pareja tal como somos no está peleada con intentar el gustarle siempre. La idea es que busquemos un mayor cuidado de nuestro cuerpo y de nuestra apariencia personal para conservar este nivel de atracción física.

Atracción intelectual (que no es ir a la biblioteca juntos)

Cuando estamos enamorad@s, a veces pareciera que nos faltan horas para hablar con la persona que nos gusta. Podemos, incluso, trabajar o estudiar en el mismo lugar, pero aún así necesitamos invertir horas extra en las noches o por teléfono.

La atracción intelectual consiste en que los miembros de una pareja “tengan de qué hablar”. Es común encontrar parejas comiendo en restaurantes que sólo se dirigen la palabra para decir “pásame la sal”. Obviamente, este tipo de parejas tienen un bajo nivel de atracción intelectual.

En una pareja que ha estado unida por mucho tiempo, la atracción intelectual puede disminuir por efecto de la rutina, que no agrega nada novedoso, o por la creencia de que se conoce tan bien a la otra persona, que ya no hay nada por descubrir o comentar.

Lo importante sería buscar actividades que disfruten juntas, algo que puedan compartir, sobre lo que puedan conversar y que rescate la convivencia que tanto se buscaba al inicio de la relación.

Atracción afectiva (el siempre citado: el amor)

Después del enamoramiento, de esa etapa mágica pero temporal, el sentimiento se puede convertir en una vínculo afectivo al que también podemos llamar amor.

Este vínculo o atracción emocional o afectiva se resume en la frase “tú a mí me importas”; es decir, buscar y disfrutar el bienestar de la otra persona, aún cuando no estemos de acuerdo con sus elecciones o éstas pudieran dolernos, es la prueba más importante de este vínculo o amor.

Por ejemplo, si nuestra querida hoy nos dijera que le han ofrecido un trabajazo en Australia y que quiere tomarlo, su decisión podría afectarnos y entristecernos, sin embargo, también tendría que regocijarnos pensar en la importancia que tiene para ella este evento. Esto, sin duda, requiere de enorme empatía, de poder y querer entender a la otra como una persona con necesidades y proyectos propios, no siempre idénticos a los nuestros.
No hay parejas perfectas

No podemos esperar, y de hecho no ocurre así, que todas las parejas tengan los 3 niveles de atracción al tope, lo cual también contribuye a que distintas parejas funcionen de distintas maneras.

Una pareja que tiene, por ejemplo, altos niveles de atracción intelectual y emocional, pero bajos en la atracción física, se vuelven una especie de grandes cuatas.

Una pareja con alto nivel de atracción física pero mucho menor nivel de atracción intelectual, tendrá su mejor comunicación en la cama. Hay otras (sobre todo parejas que llevan mucho tiempo juntas) en las que la atracción intelectual y física ha disminuido, pero no tienen intenciones de separase porque su mutua compañía las llena de muchas maneras, en otras palabras, porque todavía hay mucho amor.

Por otro lado, una pareja en la que existan poca atracción intelectual y física, puede trabajar, mediante terapia, para incrementar una, otra o ambas; sin embargo, una pareja en la que exista muy poca atracción emocional, aunque lo demás parezca funcionar, no podrá “inventarse” el amor.

Por eso, vale la pena revisar nuestros propios niveles, y darnos cuenta cómo podemos incrementarlos (no hay tope) o mantenerlos y, en todo caso, decidir si hay que tomar nuevos caminos.

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