Mentiras: un adicto al sexo utiliza frecuentemente mentiras para conseguir lo que busca, sin importar las consecuencias o la veracidad de sus palabras.
Dedicación absoluta: El adicto sexual está siempre preocupado y gasta muchas horas del día en conquistar a alguien, utilizando todos los recursos disponibles para lograr su propósito de satisfacción.
Oídos sordos: Por lo general un adicto al sexo no mide consecuencias y hace oídos sordos ante cualquier amenaza, no dando pie atrás especialmente cuando se enfrenta a un problema serio.
Pornografía: Los altos niveles de consumo de pornografía, en todas sus vertientes y corrientes cinematográficas, es una realidad que va ligada a la adicción.
Indomable: Un adicto al sexo no conoce el autocontrol. Por más que las experiencias y los límites sean claros, un enfermo pierde el control y sobrepasa cualquier frontera.
No muy placentero: Por lo general, lejos de sentir placer y relajación, los adictos al sexo suelen sentir vergüenza, arrepentimiento, remordimiento y ansiedad después del acto.
Tobogán emocional: Una de las características bien marcadas de un adicto al sexo es el vaivén de emociones a la que se enfrenta después de un acto sexual, pasando de la euforia al bajón en pocos minutos, siendo la única solución posible otro encuentro sexual y así sucesivamente.
Pese a que este tipo de conductas que puede desencadenar serios problemas a un adicto, existen especialistas dispuestos a ayudarles, encontrando las razones que desencadenan esa dependencia y enseñando técnicas de control sobre las conductas sexuales mediante psicoterapia o fármacos como los inhibidores sexuales.
Lo importante es tener claro que como toda adicción, en este caso la sexual, es una enfermedad por lo que hay que recurrir a un profesional calificado para recibir el tratamiento indicado antes que sea demasiado tarde para una terapia.
Info via: www.manhuntdiario.com
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