Desde la psicología, el miedo es una emoción en la que se pierde la confianza en los propios recursos para afrontar situaciones que son percibidas como peligrosas.
El peligro puede ser real o imaginario, presente o proyectado en el futuro.
¿De dónde viene el miedo?
Genéticamente programados.
- Los extraños, las alturas, ciertos animales, sitios oscuros.
De aprendizajes, conscientes o inconscientes.
- El coco, el diablo, fantasmas debajo de la cama...
- De experiencias pasadas, vividas, vistas o escuchadas.
De una evaluación de un suceso por venir.
- No tanto de lo desconocido, sino de lo que imaginamos que es o hay en lo desconocido.
De un acto cometido y, bajo un esquema de culpa, de sus efectos que puede tener como consecuencia.
- Retaliación, venganza, “justicia divina”.
¿Cómo se suele enseñar a manejarlo?
- Negarlo, encerrarlo, disfrazarlo, combatirlo o eliminarlo como algo indeseable y que debilita a las personas.
- “¿Tienes miedo? No... para nada, simplemente no se me antoja arrojarme de un paracaídas...”
- “Yo creo que lo más prudente es no decir nada, no sea que las cosas se vayan a poner peores...”
- “No tengas miedo, no pasa nada...”
- Siempre pasa algo y si no pasa nada, entonces
“¿para qué diablos voy a aventarme al agua?”.
- “Tienes que vencer tus miedos”
- “Si fuera tan sencillo, ni siquiera tendrías que decírmelo”
- Se nos enseña a evitarlo, pero muy pocas veces a saber qué hacer con él cuando surge.
Incluso algunos títulos de libros que recientemente he encontrado son:
- “No tengas miedo a saludar”
- “Cómo enfrentarse al miedo...”
- “Sin miedo a la libertad”
- “Elige no tener miedo”
- No podemos hacer mucho con aquello que uno se apresura a eliminar sin conocer sus causas, su utilidad o aquello que quiere decirnos... vendrá en otra forma, vestido de otra cosa quizá más confusa que la anterior.
Los costos de reprimir o mantener latente el miedo.
- Distorsiona la percepción de los eventos.
- Consume energía física, espiritual y emocional.
- En la vida personal, en nuestras relaciones, en el trabajo, en nuestros sueños y metas.
- Genera gran intranquilidad, angustia y ansiedad.
- Puede desatar fobias o paranoias.
- Apaga nuestro sistema racional y nos hace actuar desde el sistema límbico o de supervivencia.
¿Existen miedos comunes que todos compartimos como adultos?
- El Dr. Irvin Yalom, psicoterapeuta, en su libro “Psicoterapia existencial” habla de 4 miedos existenciales básicos y comunes a las personas.
a. Falta de sentido de vida
- Decepcionar.
- A que fracase tu proyecto.
- Laboral, personal, de pareja...
- No dejar huella.
- El vacío.
b. Aislamiento
- Dejar de ser amado.
- Estar solitario.
- No tener amigos o alguien a quien importarle.
- No poder conectar de manera profunda con otro ser humano.
- Rechazo.
c. Libertad
- La responsabilidad de mis decisiones.
- A no dar el ancho
- A afrontar la vida solo, aún en compañía de otros.
d. Muerte
- A que sufran los míos.
- A dejar de existir.
- Al sufrimiento de la agonía. Al “estar muriendo”.
- Al vacío y la nada.
- “Lo peor que podría ocurrirnos es tener que morir, y puesto que ése es ya nuestro destino inalterable, somos libres; quienes lo han perdido todo no tienen ya nada que temer” Carlos Castañeda (El fuego interno)
¿Cómo podríamos interactuar mejor con el miedo?
- Hemos visto que evitarlo, sólo lo perpetúa. Confrontarlo, puede resultar abrumador y acabar por reforzarlo.
- Combatirlo, puede ser contraproducente, pues al final su objetivo es prevenirnos de algo.
- Eliminarlo con sólo decidirlo, no es sino parte de un pensamiento mágico, como cuando el niño cierra los ojos y se cree invisible.
- ¿Si en vez de llamarlos miedos les llamamos historias?
- Un miedo no deja de tener una narrativa en nuestra cabeza.
- Es cambiar la pregunta “¿qué me da miedo?” por “¿Que historias o historietas pasan por mi cabeza que me hacen sentir miedo?”
Componentes comunes de las historias y el miedo
- Personajes
- Tramas (principio, intermedio y final)
- Descripciones vívidas que crean imágenes mentales
- Suspenso (con las partes que no conoces o no puedes imaginar).
Una cosa lleva a la otra
- Si crees que te despedirán, luego tu familia te abandonará, nunca conseguirás trabajo y acabarás viviendo abajo de un puente donde morirás rodeado de ratas que devorarán tu cadáver flaco al morir sólo y enfermo.
Focalizan nuestra atención en una sola pregunta hacia el futuro “¿Qué pasará?”
- Conmigo, con mi casa, con mi familia, con mi vida...
- Pero en ambos casos, historias y miedo, ya tenemos al menos una teoría de lo que creemos que puede pasar, entonces es una certeza disfrazada de pregunta.
¿Qué miedo eliges escuchar?
- Tiene sentido alejarnos de lo que nos parece más horrendo cuando hay que elegir entre dos situaciones desagradables. Solemos elegir el “mal menor”.
- Sin embargo, no siempre el sentido común sería el mejor sentido a escuchar para evaluar la magnitud de cada alternativa.
Se dice que un buen lector de historias, para nuestro caso un “buen lector de miedos”, necesita dos partes:
- Artística: Se basa en la imaginación y en la pasión con la que se apega uno a un relato.
- Científica: la que se basa en los hechos y en las probabilidades de que algo realmente suceda.
- Cuando sólo leemos los miedos desde la parte “artística”, solemos alejarnos de los miedos que nos ofrecen las más espeluznantes y catastrofistas visiones sin juzgar qué tan probable es que ocurran.
- Elegimos aquellos que parecen ser menos impactantes o que podemos imaginar menos de manera vivida, pensando que nos darán el resultado menos doloroso, aunque no siempre es así.
- Tememos más al avión que se puede caer que a la placas de colesterol que se acumulan en nuestras venas.
- Tememos más a los asesinos seriales que a los efectos que el ser humano tiene en el calentamiento global.
- Tenemos más miedo a los perros que atacan gente que al sistemático mensaje de poca valoración y respeto a la vida que enseñamos a los niños con el maltrato animal, lo cual acabará por deshumanizarlos también a ellos.
- Tememos más a que el jefe se levante un día de malas y me corra que a la gradual obsolescencia en la que estoy cayendo de manera sostenida por no actualizarme, por no aprender nuevas habilidades o no leer ni siquiera una novela.
¿Y si mis peores miedos se vuelven realidad?
- Algunas veces esto sucederá
- Pero no puedes predecir con certeza si eso ocurrirá, de qué manera o exactamente cómo responderás a ello.
- En las empresas existe el término de “paranoia productiva”
- Consiste en una filosofía en que el miedo se canaliza al desarrollo de planes de contingencia.
- Como cuando prestas atención en dónde están las salidas de emergencia en el cine, acuerdas con tus hijos un punto de encuentro si se pierden en un centro comercial o tienes lista una maleta con documentos básicos, lámpara, radio y agua en caso de sismo.
- Aún así no podemos prever todos los eventos ni prevenir todos los miedos.
La pregunta no es ¿qué va a pasar?, sino ¿qué puedo hacer para evitar que esto pase?
- Si la respuesta es nada: Entonces quizá ya no tengas nada de qué preocuparte y ocúpate de lo que siga, si es que eso sí es posible.
- Si encuentras otras respuestas distintas a “nada”: Pon manos a la obra y pídele al miedo que te acompañe en el proceso.
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