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miércoles, 20 de mayo de 2015

Por Qué Es Mejor Un “No Te Amo” Que Un “No Te Creo”

Para terminar una relación pueden existir muchas razones. Cansancio, inmadurez, aburrimiento, rutina, otra persona… En esencia, es un error comenzar una relación basada en el apego y en la idea de que “necesitamos” a esa persona para poder estar bien; o en el más ridículo de los casos, para encontrarle sentido a la vida.
Las etapas se superan, los malos ratos pasan, lo bueno no es eterno ni lo malo es para siempre. Todo en esta vida se resume en tres palabras: esto también pasará. Y aun así, dar lo mejor de nosotros en cada cosa que hacemos voluntariamente es vital, y así como la primera impresión importa, la última también, porque determina qué clase de persona somos. ¿Qué quiero decir?
El cinismo está muy de moda en estos tiempos en los que el reggaeton nos hace creer a los jóvenes que “ser hombre” es tener muchas mujeres cuanto más voluptuosas mejor; o que una mujer vale más cuantos más hombres la deseen, sea buena en la cama y no sea celosa. Estas vagas ideas han enterrado lo que la hombría realmente significa y lo que una mujer realmente simboliza. Basados en esas tonterías superficiales, andamos por el mundo queriendo demostrar que nada nos importa, que nos da igual si lastimamos a otros, y que lo que piensen de nosotros nos es indiferente.
Si bien lo que otros piensen de ti no te debe importar más que lo que tú piensas sobre ti mismo, para que esto sea posible es indispensable tener eso que llaman una ‘conciencia tranquila’. Sí, esa cosa aburrida de la que los viejos hablan, que los jóvenes difícilmente mencionamos y mucho menos admitimos, pero que en horas de soledad lleva a cabo su juicio; y nadie puede escapar jamás de esa juez llamada conciencia. ¿Podemos cargar con algún tipo de culpa al terminar una relación? Todo dependerá de nuestro comportamiento.
Una de las cosas más valiosas que pueden encontrarse en una persona es la honestidad: esa virtud que nos permite darle nuestra confianza, que podamos decir “yo te creo”. Es indiscutible, esta es una de las bases más sólidas sobre las cuales se pueden construir relaciones, sean amorosas o simplemente de amistad. Ser honestos demuestra la calidad de persona que somos, y mientras un “no te amo” puede doler pero sin hacer desaparecer la buena imagen que tengan de nosotros, cuando nos dicen “no te creo” muere esa posibilidad y, con ella, nuestro valor.
¿Que no nos aman? Esa es una realidad que nada tiene que ver con nuestra integridad. Puede que nos lastime, puede que nos duela, pero así como nos hemos amado espontáneamente, ese sentimiento se puede fugar. Esto solo significa que ya no hay suficientes razones para tener a alguien como pareja, que los sentimientos han cambiado, pero no por ello hemos quebrado nuestra integridad.
¿Que no nos creen? AlguPara terminar una relación pueden existir muchas razones. Cansancio, inmadurez, aburrimiento, rutina, otra persona… En esencia, es un error comenzar una relación basada en el apego y en la idea de que “necesitamos” a esa persona para poder estar bien; o en el más ridículo de los casos, para encontrarle sentido a la vida.
Las etapas se superan, los malos ratos pasan, lo bueno no es eterno ni lo malo es para siempre. Todo en esta vida se resume en tres palabras: esto también pasará. Y aun así, dar lo mejor de nosotros en cada cosa que hacemos voluntariamente es vital, y así como la primera impresión importa, la última también, porque determina qué clase de persona somos. ¿Qué quiero decir?
El cinismo está muy de moda en estos tiempos en los que el reggaeton nos hace creer a los jóvenes que “ser hombre” es tener muchas mujeres cuanto más voluptuosas mejor; o que una mujer vale más cuantos más hombres la deseen, sea buena en la cama y no sea celosa. Estas vagas ideas han enterrado lo que la hombría realmente significa y lo que una mujer realmente simboliza. Basados en esas tonterías superficiales, andamos por el mundo queriendo demostrar que nada nos importa, que nos da igual si lastimamos a otros, y que lo que piensen de nosotros nos es indiferente.
Si bien lo que otros piensen de ti no te debe importar más que lo que tú piensas sobre ti mismo, para que esto sea posible es indispensable tener eso que llaman una ‘conciencia tranquila’. Sí, esa cosa aburrida de la que los viejos hablan, que los jóvenes difícilmente mencionamos y mucho menos admitimos, pero que en horas de soledad lleva a cabo su juicio; y nadie puede escapar jamás de esa juez llamada conciencia. ¿Podemos cargar con algún tipo de culpa al terminar una relación? Todo dependerá de nuestro comportamiento.
Una de las cosas más valiosas que pueden encontrarse en una persona es la honestidad: esa virtud que nos permite darle nuestra confianza, que podamos decir “yo te creo”. Es indiscutible, esta es una de las bases más sólidas sobre las cuales se pueden construir relaciones, sean amorosas o simplemente de amistad. Ser honestos demuestra la calidad de persona que somos, y mientras un “no te amo” puede doler pero sin hacer desaparecer la buena imagen que tengan de nosotros, cuando nos dicen “no te creo” muere esa posibilidad y, con ella, nuestro valor.
¿Que no nos aman? Esa es una realidad que nada tiene que ver con nuestra integridad. Puede que nos lastime, puede que nos duela, pero así como nos hemos amado espontáneamente, ese sentimiento se puede fugar. Esto solo significa que ya no hay suficientes razones para tener a alguien como pareja, que los sentimientos han cambiado, pero no por ello hemos quebrado nuestra integridad.
¿Que no nos creen? Alguna oferta engañosa hicimos, algún fraude perpetramos; y si habíamos demostrado ser merecedores de su respeto, admiración, cariño y confianza, con un “no te creo” eso se va al demonio. Se va al demonio para ella, que ya no creerá en lo que somos; y para nosotros será una carga fastidiosa día tras día, por saber que actuamos en contra de aquello que profesamos y por haber creído que existen eso que llaman “mentiras piadosas”.
Que nos dejen de amar, eso es algo que no está mal. ¿Que nos dejen de creer? No solo puede significar que somos mentirosos, sino que no tenemos integridad.na oferta engañosa hicimos, algún fraude perpetramos; y si habíamos demostrado ser merecedores de su respeto, admiración, cariño y confianza, con un “no te creo” eso se va al demonio. Se va al demonio para ella, que ya no creerá en lo que somos; y para nosotros será una carga fastidiosa día tras día, por saber que actuamos en contra de aquello que profesamos y por haber creído que existen eso que llaman “mentiras piadosas”.
Que nos dejen de amar, eso es algo que no está mal. ¿Que nos dejen de creer? No solo puede significar que somos mentirosos, sino que no tenemos integridad.

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